Para leer el artículo: Febo y Pan
Llevaba casi un año dándole vueltas a este tema. Hace tiempo que ya le había comentado a Paloma Mantilla de Coralea sobre mis intenciones. Hablar sobre Bach no es una broma, no se pueden decir tonterías ni decir lo que ya está trillado. Hay que pensárselo muy bien, especialmente si no eres ni historiador ni musicólogo, sino un modesto lector de libros sobre música. El caso es que me asombra que esta Cantata tan maravillosa esté tan abandonada. No se lo merece.
Quizá esté ahora lo suficientemente sensibilizado y motivado para escribir sobre Bach. Estuve en agosto sentadito en un banco de la Iglesa de Santo Tomás en Leipzig escuchando ese órgano y mirando de reojo esa lápida junto al altar mayor, donde sólo pone en mayúsculas romanas JOHANN SEBASTIAN BACH. Había un ramo de rosas blancas encima. En una vidriera estaba él retratado y en otra el otro grande de Leipzig: Felix Mendelssohn, para él será el próximo artículo. Por las calles de Leipzig vi placas que señalaban la casa de Bach y la de Clara Wieck. La que me hubiera gustado ver es la de Leibniz. Lo dejaremos para la próxima vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario