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lunes, 12 de marzo de 2012

Crónica de un Requiem por el 11-M

     El pasado 11 de marzo de 2012 tuvo lugar un concierto homenaje a las víctimas del atentado terrorista  del 11 de marzo de 2004 en la parroquia de San Pedro y San Pablo de Coslada (Madrid).
     Es este un día de homenajes un tanto extraño por la facilidad y empeño que tenemos en España por politizarlo todo 8o tienen los políticos). Para la sociedad española se trata de un día funesto desde el punto de vista humano e histórico. Murieron 192 personas de varias nacionalidades que iban por la mañana a su trabajo, tomando el tren de cercanías que les trasladaba al centro de Madrid desde poblaciones que aquí llamamos del corredor del Henares: Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, San Fernando de Henares, Coslada, Vicálvaro, El Pozo del Tío Raimundo y el barrio de Santa Eugenia.
     Aquel día el Partido Popular con su insistencia en la culpabilidad de ETA y su falta de transparencia, cuando no por sus informaciones más que discutibles, perdió la confianza del votante y perdió así las elecciones y el poder pocos días después. Mucha gente de ideología derechista no ha considerado ética la actitud del Partido Socialista y se ha visto atrapada en una serie de hechos posteriores como son los resultados del juicio. Al mismo tiempo los votantes y políticos de izquierda vieron en la actitud del Partido Popular una tendencia a negar interesadamente la realidad, pues se suponía que si el atentado se relacionaba con la causa islamista, la gente lo vería como una consecuencia de la participación española en la guerra de Iraq propiciada por el presidente conservador José María Aznar que tanto rechazo suscitó en su día.
     Desde entonces han surgido Asociaciones de víctimas del terrorismo de varios colores políticos con actitudes muy distintas.
     Este día concreto de 11 de marzo de 2012 se caracteriza por la convocatoria de una manifestación en contra de las medidas sociales y económicas del Gobierno conservador de Mariano Rajoy. Unas asociaciones de víctimas han visto esta convocatoria como inapropiada por considerarse una falta de respeto por los muertos y afectados del atentado y a otras asociaciones, sin embargo, les ha parecido de lo más normal. La verdad es que no está el día definido como de luto nacional, y la gente va al cine o al fútbol como si fuera cualquier otro domingo. Quizá se debería haber explicado por parte de estas asociaciones  que se han sentido ofendidas, porqué estas actividades de ocio no se consideran incompatibles con un día así y manifestarse sí que lo es. Es decir, porqué se puede gritar en el estadio animando a tu equipo y no se puede gritar en la calle reclamando la devolución de unos derechos. Puede que la politización de fondo sea el factor que explica este fenómeno.
     La gente del común no creo que se plantee mucho estas disquisiciones y no pocos cantores o público no ven problema en asistir a la manifestación por la mañana y al concierto del que hablamos hoy, por la tarde. Hablamos de un acontecimiento importante dónde se reúne gente sin colores políticos, y creyentes, agnósticos y ateos cantan juntos una obra sacra en una iglesia, como homenaje a unas víctimas inocentes que pertenecen a su propio colectivo, que no es otro que ese tan importante como el de la gente corriente, que ya mereció esa fantástica Fanfarria en su honor escrita por Aaron Copland. La gente corriente va a manifestaciones, al fútbol, al cine y a conciertos homenaje como éste.
     El concierto del que hablamos corre a cargo a cargo de la Agrupación Coral de Coslada dirigida por Felipe García-Vao Bel que también hacía de solista tenor y al órgano Rupert Damerell, Pedro Adarraga se hace cargo de la percusión y de la parte de solista de bajo. Las otras solistas son Concepción Díaz, soprano y Marta Bornaechea, alto.
     Las obras programadas son:
  • Dos obras para órgano y violín a cargo de Wellington Borges y Ema Bucur (violín):
    • Nearer my good to Thee. Lowell Mason
    • Tema de la Lista de Schindler. John Williams
  • Ave verum. W.A. Mozart
  • Requiem. W.A. Mozart
  • Haleluyah. Del Messiah de G.F. Haendel
     La Agrupación Coral de Coslada pide refuerzos para el concierto y nos presentamos bastantes. De hecho, queda un coro bastante nutrido sin descompensación entre hombres y mujeres. Se temía poca presencia de tenores y ciertamente se llega a un número equivalente a las otras cuerdas, es decir, más o menos 15 componentes. Lá única condición para participar es conocer las obras.
     El acto comienza con palabras dirigidas al público por representantes de asociaciones organizadoras, el párroco por la parroquia y otras personas representando a la asociación de de las comunidades emigrantes en España, la Asociación 11-M de afectados por el terrorismo, etc. También habla el embajador de Rumanía que asiste al acto desde la primera fila de bancos. Hubo muertos en aquellos atentados entre los ciudadanos de Coslada (Creo recordar que se dijo que 12) y no pocos rumanos en la cifra total. Se trata de una zona bastante poblada de inmigrantes de Rumanía y otros países de Europa del este.
La iglesia de San Pedro y San Pablo en Coslada.
     Como no puede ser de otra manera el acto es muy emotivo. El recuerdo de aquel día está en la mente de todo el mundo y, a pesar de los 8 años transcurridos, sigue vivo en la mente de todos. Sin embargo, no es un acto triste. Se ha venido a cantar o a escuchar la música. Hemos venido todos a sentir emociones conectadas al deseo de vivir en paz, de vivir en una sociedad presidida por una ética elevada y de convivir juntos en armonía independientemente del lugar donde se ha nacido.
     El director de la Agrupación Coral de Coslada es persona muy positiva y vivaz. Hace salir a los cantores a un huerto que hay en la parroquia para comenzar los ejercicios de entonación y a partir de las cinco y media comienza el ensayo en la iglesia con el acompañamiento de órgano y percusión. 
     Como no hay mucho tiempo se ensaya deprisa, aunque el director parece complacido con los resultados que va viendo. Más tarde, al preguntarle en un aparte cómo suena, dice amablemente que es el mejor coro que ha dirigido nunca, dice que es como "conducir un Ferrari".
     Por fin, cuando el concierto va a comenzar, la primera dificultad es el orden de entrada a la sala. Como siempre pasa parece que hay un cierto desconcierto, pero acaba por salir bien. Una vez en posición, hay que aguantar a pie firme todas las intervenciones de las asociaciones e instituciones participantes. Es de agradecer que nadie se excede de un tiempo razonable en sus alocuciones.
     Las piezas programadas transcurren bien. Con seguridad, el Requiem podría haber estado más ensayado, pero no va mal. Sólo en el segundo hosanna hay un problema de ensamblaje de las voces ceca del final, pero es el único fallo de una cierta entidad. Estos fallos pueden ser disculpables en un coro de aficionados. La falta de entrega o el cantar sin emoción sí que hubiera sido imperdonable. Esto es algo en lo que insiste mucho el maestro Javier Busto y en lo que coincidimos al cien por cien.
     El éxito final es apoteósico. El público puesto en pie aplaude y grita "bravos" repetidos. Quizá la interpretación no haya sido canónica, pero ha sido más que digna y la emoción se ha transmitido. La gente corriente ha cantado para la gente corriente en homenaje a ciertas víctimas inocentes que eran, pues eso: gente corriente. Da ánimo y esperanza en este país, ver estos actos de unidad donde españoles, rumanos, inmigrantes en general, gente de todo credo e ideología se reúnen para una cosa tan sencilla como esta. Las víctimas del 11 de marzo lo merecen y la gente corriente también.
     El director, Felipe García-Vao Bel, puede estar bien satisfecho del resultado.