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martes, 17 de abril de 2012

Haydn: Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz en Coralea

El coro Vox Aurea recibió la oferta de preparar las Siete últimas palabras de Cristo en la cruz por parte del director ruso Dmitri Loos. La idea original era cantar la pieza con orquesta en alguna catedral andaluza y despúes en Viernes Santo en algún sitio de Aragón. 
El coro propone a su director Nacho Rodríguez esta posibilidad y contesta que le parece bien puesto que la obra es muy bella y puede ser un buen ejercicio para el coro debido a las posibilidades que ofrece para mejorar el empaste de voces, disciplina rítmica, afinación etc. Además, una vez cantada con el director ruso el coro podría buscar solistas y órgano para repetir en Madrid en alguna ocasión.
Por tanto la obra principal que el coro encara en este curso 2011 2012 es ésta, que se compone de ocho coros, siete palabras en tiempos lentos más el final, llamado terremoto presto e con tutta forza. El proyecto avanza, los coros se van aprendiendo bien y los últimos ensayos antes de Semana Santa se dan con el maestro Loos en la parroquia Nuestra Señora de Covadonga de Madrid para poder ensayar con órgano. La obra, finalmente, no se cantará con orquesta ni en ninguna catedral andaluza, será con órgano y en la iglesia o basílica de Torreciudad, que viene a ser el cuartel general del Opus Dei. Esto produce una intranquilidad pues, aparte de la fecha que es difícil, el lugar provoca problemas de conciencia en varios miembros del coro.
         Vox Aurea en Torreciudad

La obra se canta finalmente con algún refuerzo que sustituye a los miembros que no no van y todo el mundo queda más que satisfecho. Ya están programadas nuevas actuaciones en Madrid con el director titular del coro.
La obra ha ejercido gran fascinación en el coro por sus características. Por ello consideré oportuno escribir el artículo para Coralea. El objetivo es, fundamentalmente, que los compañeros supieran cosas interesantes sobre el origen de la obra, que no deja de ser sumamente curioso, especialmente por los personajes que intervienen en la historia.
Me encantan estos dos marqueses de Cádiz que deciden encargar la obra a Haydn escribiéndole en latín. Me los imagino temiendo la reacción del obispo gaditano que es muy reacio a que música que no sea la polifonía tradicional o el canto llano se ejecuten dentro de las iglesias de su diócesis. Un edicto de este obispo llamado don José Escalzo de 1784 decreta que: "Que en las iglesias, procesiones y toda función eclesiástica no puede haber Músicas Theatrales y delicadas, ni se use de instrumentos marciales y profanos".¿Que harían estos dos amigos? pedirían quizá permisos excepcionales ¿con qué argumentos?. Me inclino a pensar que montaron todo por su cuenta sin encomendarse a nadie. A lo mejor el obispo no era tan fiero como lo pintan las crónicas. Hay que reconocer que este Marqués del Mérito engendró una excelente idea bajo su empolvada peluca y que no debía arredrarse ante las dificultades. Me imagino también la cara de Haydn al leer la carta. Era muy raro un encargo de esta naturaleza y desde un lugar tan remoto. Haydn no sólo recibe sus buenos duros, parece ser que parte del pago es en especie: cacao de la mejor calidad recién llegado de América. Qué buenos chocolates debió disfrutar el maestro a cuenta de estos gaditanos. Y volviendo a lo de antes: ¿Convencerían al obispo con un celemín de cacao?
La ciudad de Cádiz ha sido un lugar importante, mucho más de lo que es ahora sin duda. Se oye su nombre asociado a las vacaciones o los carnavales. También es la ciudad donde lo mejor de la política se reúne para redactar una constitución que es un modelo para Europa y una ciudad con vida cultural importante. Es un puente con la América hispana, un puerto muy importante y un centro cultural de mucha entidad, entre otras cosas porque hay dinero y una clase social que demanda una vida cultural rica.
Todo esto me hace recordar un detalle antiguo que relaciona estrechamente Cádiz y la música. Recuerdo que hace unos treinta años un querido amigo compró uno de esos pianos arreglados que la entonces más potente tienda de música de Madrid vendía a buen precio. Se trataba de pianos viejos reparados y afinados. El piano de mi amigo era un precioso y antiguo ejemplar de pared con sus patas y sus candelabros. No recuerdo el fabricante, pero sí recuerdo que era una bella pieza del XIX fabricado en Cádiz. Ahora que los pianos vienen de Corea, China o de Japón podemos percibir lo que hemos perdido. Quizá no lo sabías lector, pero sí, en Cádiz se fabricaban pianos.
El artículo ha despertado en mi el deseo de volver a Cádiz y, esta vez, acercarme a la capilla de la Santa Cueva a ver la obra de don José Sáenz de Santamaría, sus Goyas y su sepulcro. Y, si nadie me ve, podría escuchar en el iPod algo de estas siete palabras de Haydn sentado en un banco de la iglesia.

El artículo en Coralea puede leerse AQUÍ

Aquí, el coro Vox Aurea interpreta la obra bajo la dirección de Nacho Rodríguez. Más recientemente lo ha interpretado bajo la dirección de Rodrigo Guerrero: