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miércoles, 2 de mayo de 2012

Taller en Madrid con Eric Whitacre


Durante un fin de semana lluvioso y desapacible de final de abril se ha desarrollado el primer taller del compositor Eric Whitacre en Madrid. Los asistentes han acudido de diversas partes de España para trabajar en las instalaciones del colegio Santa María la Blanca, sede habitual de los ensayos de los coros de la Fundación Excelentia, organizadora del evento. Se forma  un grupo nutrido, hay quien dice que de más de cien coralistas. No me detengo a contar, pero sí se observa que la mitad son sopranos, hay un buen número de altos, siete u ocho tenores, otros tantos barítonos y dos bajos. Es decir bastante descompensado.

Ensayo preliminar: El sábado anterior ha tenido lugar un ensayo previo bajo la dirección de Nacho Rodríguez para preparar las piezas. Se trabaja las Songs of Immortality dada su dificultad. Las canciones no son conocidas, tienen intervalos y melodías difíciles y ritmos complejos. Se estudian bastante, pero al final de la mañana más que sensación de haber superado algo lo que hay es preocupación por cómo vamos a lograr un resultado digno con estas piezas tan complejas. Además, al ensayo no ha venido ni la mitad de los cursillistas matriculados.

El plan de trabajo del taller incluye ensayos y charlas durante mañana y tarde del sábado 28 y domingo 29 de abril, más un ensayo general con orquesta y concierto la tarde del lunes 30 en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Madrid.

Las obras que se van a trabajar son:
  • Lux Aurumque, Eric Whitacre
  • Old American Songs, Aaron Copland
    • At the river
    • Ching-a-ring chaw
    • I bought me a cat
    • Long time ago
    • Simple gifts
  • Five Hebrew Songs, Eric Whitacre
  • Water Night, Eric Whitacre
  • A boy and a girl, Eric Whitacre
  • Songs of Inmortality, Eric Whitacre (Estreno en España)
  • Sleep, Eric Whitacre
Muchas obras están en su CD Light and Gold:
Eric Whitacre – Whitacre: Lux Aurumque
1º día de ensayo: se ha emplazado a los asistentes a las 10:30h de la mañana para preparación física y de voz antes del trabajo con el maestro, cuya entrada está prevista para las 11:00h. Como suele suceder en este país a las 10:30h no estaba ni la mitad de este coro de aluvión. De diez y media a once va llegando la gente, buscando su sitio en el semicírculo de varias filas que se ha formado con las sillas. Tengo la satisfacción de sentarme en primera fila junto a Jagoba Fadrique que fue director de Vox Aurea durante seis años y al que no veía desde hacía mucho.
A las once y algo entra, ovacionado, el Whitacre que conocemos por fotos o YouTube. Muy informal, con barba de varios días, vaqueros, sudadera negra y zapatillas deportivas. Sonriente, afable y seguro de sí mismo se deja presentar brevemente por Javier Martí, presidente de la Fundación Excelentia y saluda con un Hello, everyone! y tras un breve parlamento introductorio pide comenzar el ensayo yendo directamente al compás 30 de Lux Aurumque.
La jornada transcurre bien, pero con algunos imprevistos. Por ejemplo, sólo hay dos horas para comer, pero al final se convierten en casi tres dado que ha venido la televisión y están entrevistando al maestro. Al final se recupera media hora, pero hubiera estado bien un aviso. Whitacre también se lleva alguna sorpresa. Por la banda de tenores y barítonos se comenta que  muy enterado no parece que esté de dónde ha venido, dado que el grupo es un mero agregado de cantores que no se conocen entre sí. Es decir, no está ante un coro maduro, ni siquiera hay coro piloto. Visto este panorama y el nivel de conocimientos (que es muy heterogéneo) Whitacre decide no preparar las dos piezas con orquesta que trae como estreno en España: las Songs of Immortality. Me parece observar una cierta sensación de alivio general.

Hay al final de la mañana del sábado un tiempo reservado a la charla. Se le pregunta porqué ha escrito tal o cual pieza, si para él es antes el texto o la música, sobre su experiencia como compositor de música para cine o de su excepcionalidad como compositor de música coral que no escribe música religiosa. Finalmente un tenor muestra su decepción por no intentar sacar adelante las piezas que se caen del cartel. Whitacre muestra también su decepción personal, pero cree que por responsabilidad y dada la premura de tiempo debe renunciar. Eso sí, promete enviar con tiempo la tercera y última canción de esta serie de tres en cuanto la termine para preparar las tres en una próxima ocasión. La insistencia del tenor en protestar por este asunto parece que pone algo nervioso al maestro. El grupo lo percibe y le muestra su solidaridad y comprensión.

2º día de ensayo: de nuevo se nos cita a las 10:30h pero un  porcentaje alto de la gente hace ostentosa gala de la poca seriedad que, según parece, nos caracteriza como pueblo y de la que tan satisfechos estamos. Empezamos media hora tarde y con Nacho Rodríguez. Whitacre se incorpora más allá de las doce. Esto tampoco cuadraba mucho con el horario entregado, pero se da por bueno porque el rato con Nacho es muy productivo. Esa mañana del domingo 29, antes de acudir al ensayo, Whitacre tuvo tiempo de pasear por la mañana temprano por Madrid.

Por la tarde se trabaja conjuntamente con la orquesta tanto las Cinco piezas hebreas como las de Copland. La tarde tiene varios descansos que la gente aprovecha para fotografiarse con el divo o pedirle autógrafos. A media tarde pide amablemente que los coralistas dejen de hacer fotos durante el ensayo. Ha mostrado una paciencia de santo, pero todo tiene un límite.
3º día de ensayo y concierto: El ensayo tiene lugar en la sala de cámara del Auditorio donde luego será el concierto. Se constata que las piezas que más problemas dan son dos de Copland: I bought me a cat y Ching-a-ring chaw. Son problemas de ajuste rítmico sobre todo.
En el concierto, Whitacre se presenta al público y va a ir explicando las piezas del programa. Nacho Rodríguez hará las veces de intérprete, cosa que hace admirablemente. Las piezas van pasando y hay alguna incidencia. En las series de canciones hay aplausos en el público entre las piezas que se intentan acallar or otro sector del público. Whitacre se vuelve al público y apoya que se aplauda cuando se quiera. Pensé en Alfredo Krauss que durante una entrevista dijo que le enfadaba la gente que gruñía a los desavisados que aplaudían fuera de lugar. Sucedió también que cuando todo el coro ha abierto la partitura de A boy and a girl, que es la que toca según el orden establecido, Whitacre se pone inavisadamente a explicar al público la pieza Water Night. Cuando se vuelve hacia el coro hay un leve desconcierto, hay que buscar la partitura de esta pieza rápidamente. Este Water Night sufre algún desajuste de tono en alguna cadencia. Durante el A boy and a girl se oye un sonido extraño, probablemente de algún teléfono móvil de la sala y en el Ching-a-ring chaw hay un poco de lío en las últimos compases aunque es casi imposible de percibir si no se conoce la obra. La orquesta interpreta, además de las obras arriba citadas, Quiet City de Aaron Copland que sale muy bien a pesar de algún que otro apuro del trompeta.
Sala de cámara del Auditorio Nacional de Madrid

El público queda muy satisfecho. Todo ha ido razonablemente bien y el maestro ha de salir repetidas veces a saludar.
A la salida Eric Whitacre está dedicado a firmar discos en una mesa al efecto en el vestíbulo del auditorio. Hay una verdadera cola.
No sabemos qué le ha parecido la experiencia. Sospecho que del concierto no está especialmente contento. No hay referencias a su estancia en Madrid en su Facebook tras acabar su trabajo. Pone varias entradas, pero sobre otros asuntos.

Eric Whitacre:
Lo que hemos visto de este personaje es difícil de poner en su sitio. Es muy atractivo física y personalmente. Su aspecto es muy cuidado, tanto si viste informal como si se pone traje de concierto. Su expresión corporal es desinhibida y natural. Cuando se dirige al grupo se acerca a unos y a otros sin parar un momento.

Es muy expresivo en sus movimientos corporales y especialmente en sus brazos y manos, que trazan movimientos elegantes que comunican siempre una clara intención. Su voz es grave, su acento y dicción muy claros y es extremadamente correcto en el trato. Es muy importante para él ser entendido en todo momento. Cada vez que acaba de ensayar una obra o parte de ella pregunta siempre "Any questions?" y cada vez que contesta, pregunta él a su vez "Does it make sense?". En los errores del coro encuentra su lado cómico y se ríe con naturalidad. Sólo en el último ensayo saca otro recurso ante los errores: Cuando una voz se equivoca detiene el ensayo y pide a los miembros de la cuerda que hablen un momento entre sí de lo que ha pasado para solucionarlo antes de seguir. Nunca lo había visto hacer y funciona.
Una persona de este encanto personal embruja un tanto al que le describe. Creo que merece la pena estudiar al músico, pero también al profesional que se enfrenta a un grupo que debe poner a trabajar. Sabe usar su gran carisma y sabe involucrar al grupo e ilusionarle. Para conseguir un efecto o un resultado usa ingeniosas metáforas o imágenes muy llamativas. Cuenta anécdotas personales si viene al caso y siempre es ameno sin irse por las ramas. Todas estas cualidades le hacen insuperable en estas lides del taller coral en las que se le ve como pez en el agua. De hecho, en sus partituras se le describe como compositor, director y "clinician", es decir, monitor de talleres.
Sospecho que estaba bastante preocupado con el resultado final del taller desde el momento en que se hace su composición de lugar. Hay que decir que ha hecho todo lo posible por no manifestarlo. Habrá quien diga que esta actitud y sistema son muy americanos, y probablemente es cierto, pero si lo son debemos felicitar a esta cultura y tradición.
No se considera nacionalista y vive en Londres por la cercanía a tantas ciudades europeas donde con frecuencia se traslada para talleres o conciertos y por algunos rasgos del mundo europeo que le gustan mucho. En lo que se refiere al mundo coral dice que la principal diferencia entre EE.UU. y Europa es que allá los coros aficionados son normalmente universitarios. Con más de veinticinco años de edad es raro encontrar coralistas amateur. En Europa los coros reúnen gente de todas las edades y eso le encanta. Le gustaría que en Estados unidos ocurriera igual.
Tiene el humor y la simpatía arrolladora de un Javier Busto, pero menos a la pata la llana. Tiene una autoridad que no se sabe de dónde emana, pero que sus coralistas le entregan incondicionalmente. Cuando les dice a las alto que son su cuerda favorita y que les dedica sus mejores líneas, éstas le miran con arrobo y miran alrededor como diciendo "Ojito, que éste es nuestro".
En ocasiones alude a su sentido de la responsabilidad y honradez como artista y creador. Está claro que quiere dar esa imagen de artista honrado a pesar de su éxito. Por ejemplo, ante la pregunta de porqué es una excepción por el hecho de no escribir música religiosa responde que al no ser ni creyente sino agnóstico no cree que pueda ni deba encarar esta temática. Según sus palabras, escribir un Stabat Mater o un Magnificat equivale a ensalzar la idea cristiana del pecado original con la que no puede estar más en desacuerdo. Tiene un gran respeto por las religiones, pero tampoco quiere mezclarse mucho con ellas. Para él es una simple cuestión de honestidad. Sin embargo, es preciso decir que en su último CD hay dos piezas de tema religioso, una de ellas un Aleluya construido sobre esta única palabra.

No es poco mérito ser una estrella de la música, tener un Grammy y todo ello escribiendo y dirigiendo música coral. Este señor y "Los niños del coro" han puesto a la música coral (especialmente la a capella) en el mapa. Y eso es mucho.

El enlace para ver el pequeño reportaje de TVE sobre el taller AQUÍ 
Extraordinario artículo-reportaje  en CORALEA sobre el taller con fotos y vídeos AQUÍ

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Yo también estuve en el taller de Madrid y en el de Bilbao en noviembre. Podría hacer una recordatorio sobre ello, pero ahora sólo comentar que estoy bastante de acuerdo con tu visión del taller y del compositor y director. Sólo recordarte que los retrasos y la falta de puntualidad tuvieron más que ver con la organización y el propio Eric que con los cantantes, que hasta empezamos a vocalizar para hacer tiempo el domingo, y que mientras se nos decía que Eric estaba ensayando con la orquesta y que por eso no podría estar con nosotros por la mañana, lo cual nos dejó un poco o bastante sorprendidos porque constaba en el horario el trabajo matutino con él, lo cierto es que se presentó a la orquesta por la tarde a las 4, como saludo de presentación, así que la conclusión que sacamos es bastante evidente... Lo mismo pasó con el hecho de que se presentara la prensa justo en el horario de comienzo del trabajo y nos tengan esperando en el hall hasta que acabe el reportaje. En fin, que después de haber asistido al taller de Bilbao organizado por la Coral de Bilbao, lo cierto es que se dejó un listón muy alto e imposible de superar por este taller en Madrid, tanto en lo organizativo como en lo musical propiamente: el trabajo de Eric fue completamente diferente, mucho más entregado y concienzudo y los ensayos se respetaron desde el principio al final. De todos modos, al final lo que cuenta es el balance del taller, entre ensayos y concierto y la experiencia siempre es gratificante, seguro.

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  2. Es cierto que el asunto retrasos ha sido una constante. Me he referido a dos cosas paralelas. Una, que las horas de comienzo por las mañanas se han respetado poco por los cantores. Además, han concurrido otros factores como lo del reportaje de la televisión o lo del domingo por la mañana que no se entendió bien el porque se empezaba tan tarde. La experiencia ha sido buena, pero es claro que hay mucho que mejorar, especialmente si queremos que estos maestros se tomen la molestia de venir a darnos un taller.

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  3. ¡Completamente de acuerdo, compañero!

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  4. Muchas gracias, Juan. Como siempre, tus crónicas son insuperables. Además, coincidimos tanto que ya espero tus reflexiones para ver en espejo las mías... y así ahorrarme el trabajo de buscar las palabras que tú sabes escoger tan bien.
    Para mi fue un taller estupendo, aún contando con los problemas de organización, que más tienen que ver con la envergadura del evento y con algunos malentendidos iniciales -al parecer no atribuibles a Excelentia- que con ninguna desidia o falta de responsabilidad de nadie. En cualquier caso, creo que no son destacables y, desde luego, para mi, no empañan un ápice la extraordinaria experiencia que ha supuesto este encuentro. Sólo puedo dar las gracias a todos los que lo han hecho posible y, sobre todo, a Eric, por su maestría y ternura. Entiendo que no quiera escribir música religiosa sometiéndose a la cárcel conceptual de los dogmas. Él hace aquello de lo que otros sólo hablan, "religando" lo divino y lo humano y regalando amor en cada una de sus composiciones, acariciando los sonidos que nos invita a sacar de la boca como nubes de sueños y prodigando serenidad y alegría, sea cual sea la circunstancia desde el primer minuto. Gracias, maestro.

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