El acto tiene lugar en el templo de la Iglesia Evangélica de la calle Calatrava de Madrid.
Con el local lleno, que es bastante grande, comienza el concierto con la presentación de Mariano Blanco y Samanta Villar. En una breve alocución se habla del problema actual de los refugiados en el mundo que ha adquirido unas dimensiones sobrecogedoras con más de 42 millones de personas en esta triste situación. Las palabras se acompaña de una proyección en una gran pantalla que va ofreciendo imágenes y datos a lo largo del concierto. Se ofrece un cortometraje impactante sobre la indiferencia de los gobiernos ante esta tragedia. Hay unas palabras de agradecimiento a las personas que se han responsabilizado de la organización del acto, entre las que hay que mencionar especialmente a Margarita Baeza, profesora y miembro de Vox Aurea durante años. Ella es la gran organizadora del acto.
Comienza el concierto con la actuación del coro de la Asociación Coral Arrayán. Este grupo, más bien de cámara, con las cuerdas bastante balanceadas y 17 cantantes ofrece un repertorio ligero y bien interpretado.
La canción de Baloo - Arreglos de Leonardo Waisman
Déjame - la canción de Los Secretos arreglada por César García Rincón.
Volver - el clásico de Gardel con arreglo de Vivian Tabbush
Recuerdos de Ypacaraí - de Mirkini y Ortiz con arreglo de Vicente de Sousa.
Greased Lightning - Casey and Jacobs - VC. José L. Blasco
Contigo en la distancia - Portillo de la Luz, arreglo de Néstor Zadoff
Ramalama - The edsel/R Sharp & the Replays con arreglo de X. Teruel
Los chicos son voluntariosos y se enfrentan al repertorio intentando ser originales y sorprender al respetable. Es, además, la primera vez que les dirige Fernando Fuentes Megías. Recurren al uso de solistas, cantores del propio coro que se adelantan a sus compañeros para faenas de lucimiento. Especialmente sandunguera fue la del cantor que se hizo con el Ramalama dándole un tono muy apropiado y con no poca gracia.
El público disfrutó con la simpatía y buen hacer de este coro.
A continuación entra el coro Vox Aurea con un repertorio muy distinto:
Abendlied - J. Rheinberger
Deep River - Negro Spiritual
I'm gonna sing - Negro Spiritual
Uti vår hage - Hugo Alfven
I denna ljuva sommartid- Trd. sueca. Arreglos de A. Nyberg
An Irish blessing - Trad. irlandesa
Good night sweetheart - Carter y Hudson. Arreglos de K. Shaw.
Empezar con Monteverdi después del Ramalama no estaba previsto, pero el público demostró flexibilidad. A falta de la opinión del director Nacho Rodríguez nos atreveremos a sentenciar que el resultado de este coro fue bastante satisfactorio. Margarita Baeza, que canta con sus compañeras sopranos, nos manda al día siguiente un correo de agradecimiento con estas palabras:
Al público le gustó mucho el Vox, me comentaron muchos de ellos que se emocionaron escuchándonos, el nivelazo del coro y lo bien que cantamos.
En resumen, un madrigal renacentista, una impresionante fuga del diecinueve, dos spirituals, dos cositas suecas, una emocionante canción irlandesa y una pieza muy a lo babershop para que no se diga que este coro no canta piezas pintureras
Finalmente "Los pequeños cantores" de la Joven orquesta y coro de la Comunidad de Madrid hacen su entrada por el pasillo central y toman posesión del improvisado escenario. Hay niños de muchas edades. Desde niñas que no aparentan más de cuatro o cinco hasta algún/a preadolescente. Entran sorprendiendo con una bienvenida australiana:
Abeeyo - Canto de bienvenida australiano
Tula, tula - Nana africana
V'syrom boru - Canción popular rusa
Krinitsa - Canción popular de Ucrania
Caballito - Canción/juego de Colombia
Sayonaara - Canto de despedida japonés.
Los chicos cantan de memoria añadiendo complejos juegos rítmicos a base de palmas, golpes en el pecho, o en el suelo. Traen preparada un coreografía con muchísima gracia y cantan y afinan como los mejores. Dan su medida cuando a medias de una pieza se va la luz y se quedan sin ver a la directora y sin oír el piano. Pero como si estuviera preparado, ellos siguen impertérritos hasta que que vuelve la luz y el piano se les une. En ese momento el público está entregadísimo y aplaude entusiasmado. Qué mérito el de estos chicos, el de su directora y la pianista acompañante.
En definitiva, el concierto quedó precioso, el público lo pasó en grande y ya sólo podemos esperar a ver si se repite. Bravo, Margarita.
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