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sábado, 8 de agosto de 2015

Felix Mendelssohn Bartholdi: Herbstlied Opus 48.6




Holder Lenz, du bist dahin! Nirgends, nirgends darfst du bleiben!
Wo ich sah dein frohes Blüh'n braust des Herbstes banges Treiben.
Wie der Wind so traurig fuhr durch den Strauch, als ob er weine;
Sterbeseufzer der Natur schauern durch die welken Haine,
Wieder ist, wie bald, wie bald, mir dahin ein Jahr geschwunden.
Fragend rauscht es durch den Wald: hat dein Herz sein Glück gefunden?
Waldesrauschen, wunderbar hast du mir das Herz getroffen!
Treulich bringt ein jedes Jahr neues Laub wie neues Hoffen.
Dorada primavera, ya estás aquí! Y a ningún lado llegas para quedarte!
Donde quiera que vea tu alegre florecer, intuyo ya las señales del otoño
Como el viento que, triste lamento, sopla entre los arbustos
abundan ya por las marchitas praderas los últimos alientos de la naturaleza...
Un año más –qué pronto, qué pronto- ha pasado de mi vida
mientras escucho los rumores del bosque que preguntan: ¿ha encontrado tu corazón ya su alegría?
Rumor del bosque maravilloso, has hecho blanco en mi corazón!
Fiel trae cada año, con la nueva hierba, una nueva esperanza





El 19 de julio de 1839 Felix Mendelssohn pasó un día en el campo organizado por burgueses de Frankfurt y allí un pequeño coro dio la sorpresa interpretando algunas canciones suyas incluyendo algunas del opus 48. Mendelssohn, entusiasmado, incluso pintó una acuarela para que no se le olvidara tan lindo día. La Naturaleza le pareció entonces el mejor auditorio del mundo. Escribió una carta al amigo poeta Klingemann donde decía “parece de lo más natural en cualquier música que cuatro personas paseen bien por el bosque o bien en barca por el río y una melodía esté con ellos o dentro de ellos”.
Goethe, que tanto admiró al niño Mendelssohn, introdujo el culto a la Naturaleza en el romanticismo alemán. He aquí un fruto paradigmático, Herbstlied o Canción de Otoño, poema del poeta teósofo Nikolaus Lenau que canta los paisajes otoñales de Austria y Hungría que tanto ama. Mendelssohn viste el poema con música con el entusiasmo que este tipo de temas de suscita siempre, como cuando pone música a la cueva de Fingals en las Hébridas o en varios Poemas sin palabras. El dúo Mendelssohn y Lenau inventan esta acuarela sonora.


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