Autor: Claudio E. Benzecry
Editorial: The University of Chicago Press
Edición: 2011
Leída en Kindle ebooks, de momento no hay edición en español.
256 páginas
Público diana: No es un libro de divulgación, es un libro científico. Puede ser leído con gusto por un público aficionado a la antropología, filosofía, sociología y música.
Contenido:
PART I BACKGROUND
1.- An Opera House for the "Paris of South America"
2.- "It was love at first sight" Biography and Social Trajectory of Standing Room Dwellers
PART II FOREGROUND
2.- Becoming an Opera Fan Cultural Membership, Mediation and Differentiation
4.- Moral Listening Symbolic Boundaries Work on the self and passionate Engagement
5.- Heroes, Pilgrims, Addicts and Nostalgics Repertoires of Engagements in the Quest for Transcendence
PART III FINALE
6.- "They were playing in their shirtsleeves" Downfall, Memory Work and High Culture Nationalism
7.- "We've told you all about our life" Conclusions and Implications
Primeras frases:
In the second half of the twentieth century, an axiom began to travel through music and intellectual circles around the world: opera is in crisis. The cries ranged from extreme positions-such as the contemporary composer and conductor Pierre Boulez's remark "we must blow up all the Opera Houses! - to more moderate ones.
Comentario:
Los comportamientos humanos son de una riqueza y variedad asombrosa. este libro va de los fanáticos de la ópera y se centra en el grupo humano que podría ser calificado de esta forma y que es público asiduo del Teatro Colón de Buenos Aires y otros teatros del circuito operístico de esta gran ciudad. No trata de la gente que tiene su abono o que va frecuentemente a la ópera, sino de la gente cuya vida gira en torno a esta manifestación artístico - musical. Gente que va varias veces a la semana. Que se ve la misma producción varias o todas las veces. Que gasta un presupuesto importante en entradas, discos etc.
El autor ha llevado a cabo un trabajo de campo muy completo y bien fundamentado. Las conclusiones son importantes por las posibilidades que tienen de ser aplicadas a otros campos. A través de las relaciones de estos personajes y el Teatro Colón se adivina una metáfora o miniatura de la propia historia de Argentina desde el final de la segunda guerra mundial. Además, el prototipo de fanático (fan) de la ópera es homologable a otros campos. Leyendo el libro no paraba yo de establecer posibles equivalencias o paralelismos con el fan de la música coral. No como espectador sino como cantor. Hay en Madrid no poca gente que tiene una vida coral realmente intensa, pues canta en varios coros y tiene siempre en mente asuntos como partituras, midis, conciertos, ensayos, concursos, cenas, viajes... por no hablar del intenso intercambio de correos electrónicos, fotos, archivos mp3, fotocopias etc. con otros fans, compañeros del coro o de otros coros, gente que tiene en su Facebook a Javier Busto, Josu Elberdin, Dante Andreo y otros compositores, además de seguir en Twitter a Eric Whitacre y otros. Quizá hiciera falta un estudio sobre todo esto con gente de Madrid, Caracas, Bilbao o Tucumán.
Se investiga los factores sociales y culturales de esta gente tan extraordinaria cuya vida gira entorno a un teatro que consideran su casa. Están incluso clasificados porque no forman un grupo uniforme. Así, se habla de Héroes, Adictos, Peregrinos y Nostálgicos. Cada grupo tiene sus propios comportamientos característicos, sus motivaciones y aspiraciones. Sus orígenes socioeconómicos son variados. No es la ópera un espectáculo de gente necesariamente adinerada. Estas personas van a los mejores asientos de la platera o de los palcos, pero la gente que entiende, la gente que vive por y para la ópera, como suele suceder, está arriba en ese lugar que al autor americano le choca que reciba nombres tan contradictorios como paraíso o gallinero.
Los fans de la ópera empiezan a aparecer a finales del XIX y son o italianos emigrados o descendientes de ellos fundamentalmente. Desde entonces el Colón adquiere el carácter de símbolo nacional que refuerza el orgullo nacional que siempre quiere asimilarse a lo europeo. Lamentablemente la deriva que la ópera y este teatro llevan desde hace unos quince años es negativa debido especialmente a la falta de presupuesto, es decir, a los recortes. Por usar una palabra de moda.
Los fans tienen un cierto nivel cultural y buscan trascender la realidad cotidiana. Hay un elemento estético potente en la ópera que ayuda a esta gente a sentirse mejores personas. De alguna forma ven en ella algo muy valioso, que generalmente, guardan para sí porque no les gusta identificarse en el mundo exterior al teatro como fans de la ópera. Nadie quiere que se le trate de extravagante ni de rara avis. Los de género masculino temen incluso que se les adjudiquen por prejuicio desviaciones del deseo sexual. Tampoco hacen mucha piña entre ellos. Aunque se conocen de años de verse una y otra vez en el teatro no se suelen ver fuera, aunque esto depende un poco del tipo de fan. Los nostálgicos gustan un poco más de pegar hebra hablando sobre los tiempos dorados del Colón que no volverán y añoran la actuación de tal o cual tenor o soprano de primer nivel en tal o cual ópera.
Como todo estudio científico valioso ayuda a comprender al ser humano como tal. Aprenderemos mucho sobre este arquetipo humano tan concreto, pero al final, tenemos una mejor visión del ser humano. Generalmente sólo somos raros en el sentido estadístico, por eso, cuando entendemos lo que les sucede a estos fans aprendemos sobre nosotros mismos.
Felicitamos al autor por esta iniciativa y este magnífico trabajo digno de ser leído.
El autor ha llevado a cabo un trabajo de campo muy completo y bien fundamentado. Las conclusiones son importantes por las posibilidades que tienen de ser aplicadas a otros campos. A través de las relaciones de estos personajes y el Teatro Colón se adivina una metáfora o miniatura de la propia historia de Argentina desde el final de la segunda guerra mundial. Además, el prototipo de fanático (fan) de la ópera es homologable a otros campos. Leyendo el libro no paraba yo de establecer posibles equivalencias o paralelismos con el fan de la música coral. No como espectador sino como cantor. Hay en Madrid no poca gente que tiene una vida coral realmente intensa, pues canta en varios coros y tiene siempre en mente asuntos como partituras, midis, conciertos, ensayos, concursos, cenas, viajes... por no hablar del intenso intercambio de correos electrónicos, fotos, archivos mp3, fotocopias etc. con otros fans, compañeros del coro o de otros coros, gente que tiene en su Facebook a Javier Busto, Josu Elberdin, Dante Andreo y otros compositores, además de seguir en Twitter a Eric Whitacre y otros. Quizá hiciera falta un estudio sobre todo esto con gente de Madrid, Caracas, Bilbao o Tucumán.
Se investiga los factores sociales y culturales de esta gente tan extraordinaria cuya vida gira entorno a un teatro que consideran su casa. Están incluso clasificados porque no forman un grupo uniforme. Así, se habla de Héroes, Adictos, Peregrinos y Nostálgicos. Cada grupo tiene sus propios comportamientos característicos, sus motivaciones y aspiraciones. Sus orígenes socioeconómicos son variados. No es la ópera un espectáculo de gente necesariamente adinerada. Estas personas van a los mejores asientos de la platera o de los palcos, pero la gente que entiende, la gente que vive por y para la ópera, como suele suceder, está arriba en ese lugar que al autor americano le choca que reciba nombres tan contradictorios como paraíso o gallinero.
Los fans tienen un cierto nivel cultural y buscan trascender la realidad cotidiana. Hay un elemento estético potente en la ópera que ayuda a esta gente a sentirse mejores personas. De alguna forma ven en ella algo muy valioso, que generalmente, guardan para sí porque no les gusta identificarse en el mundo exterior al teatro como fans de la ópera. Nadie quiere que se le trate de extravagante ni de rara avis. Los de género masculino temen incluso que se les adjudiquen por prejuicio desviaciones del deseo sexual. Tampoco hacen mucha piña entre ellos. Aunque se conocen de años de verse una y otra vez en el teatro no se suelen ver fuera, aunque esto depende un poco del tipo de fan. Los nostálgicos gustan un poco más de pegar hebra hablando sobre los tiempos dorados del Colón que no volverán y añoran la actuación de tal o cual tenor o soprano de primer nivel en tal o cual ópera.
Como todo estudio científico valioso ayuda a comprender al ser humano como tal. Aprenderemos mucho sobre este arquetipo humano tan concreto, pero al final, tenemos una mejor visión del ser humano. Generalmente sólo somos raros en el sentido estadístico, por eso, cuando entendemos lo que les sucede a estos fans aprendemos sobre nosotros mismos.
Felicitamos al autor por esta iniciativa y este magnífico trabajo digno de ser leído.
Hay edición en castellano, lo saco Siglo XXI en Mayo del 2012 con el titulo El Fanatico de la Opera.
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